Febrero se ha convertido por derecho propio en el "mes horribilis" del mundo de la moda. Si el año pasado todos llorábamos la muerte de Alexander McQueen, este que hoy acaba supone el fin de una de las épocas más brillantes que ha vivido la casa Dior.
El pasado viernes, Sidney Toledano, presidente de Dior, anunciaba en un comunicado que "La Casa Dior declara con la mayor firmeza su política de tolerancia cero respecto a cualquier declaración o actitud antisemita o racista" y que Galliano estaba apartado de todas sus funciones en la Maison hasta que se aclare todo el asunto.
Y el asunto en cuestión es que la noche del 24 de febrero, Galliano y "por gentileza" a una borrachera de las que hacen historia insulta gravemente a una pareja que estaba sentada como él en la terraza de la brasserie "La Perle" de Le Marais en París.
Edito: Según Jessica Michault, editora de moda del International Herald Tribune, el vídeo no corresponde al altercado del jueves. Por lo que da a entender que este tipo de comportamiento no era ninguna novedad.
Edito: Según Jessica Michault, editora de moda del International Herald Tribune, el vídeo no corresponde al altercado del jueves. Por lo que da a entender que este tipo de comportamiento no era ninguna novedad.
Y gracias a que hoy por hoy todo el mundo tiene una cámara en el móvil y todo debe quedar grabado para la posteridad podemos ver al diseñador de Dior diciéndo un montón de barbaridades: pinchar aquí.
No seré yo la que lo defienda ni justifique sus palabras. Pero no considero que deba ser despedido de su trabajo por ellas. Como bien dice Lucio en su post de ayer nada más sencillo que emitir un comunicado de prensa presentando mil disculpas y enviándolo a rehabilitación (porque dicen por ahí que no solo tienen problemas con el alcohol), y sin embargo ha optado por la vía más polémica y en teoría perjudicial para la marca.
Probablemente dentro de un tiempo empiecen a surgir teorías conspirativas, historias de desencuentros con los jefes y explicaciones a actitudes pero de momento todo es demasiado extraño.
Y es además el fin de una era. Porque sinceramente, no veo a nadie en el panorama actual de la moda que sea capaz de asumir este caramelo envenenado.