Hola?
Hay alguien ahí?
Pensaré que sí...
Y es que después de un mes de abandono del blog (que ya me vale) he pensado que no estaría de más hacer un pequeño resumen de lo que ha dado de sí el mes de agosto, que es un mes en el que parece que no pasa nada pero... han pasado estas cosas, entre otras claro:
Dicen que LVHM quiere comprar Rodarte (sobre esto me reservo la opinión porque les tengo manía a estas dos chicas pero si los millonetis quieren financiarlas allá ellos).
Se ha casado Coco Rocha y el mundo es testigo gracias a unos vídeos que no tienen nada que ver con los que nuestros conocidos intentan torturarnos cada vez que vamos de visita a su casa (queridos amigos recién casados: ¿si ya he asistido a la boda cual se supone que es el interés de verlo? Estaba allí!!!).
El vestido es de Zac Posen (si os fijáis en el vídeo antes de darle al play se lee su nombre en la notita)
Crystall Renn protagoniza una campaña de Chanel junto a Baptiste, también conocido como "el chico de la mirada extraviada", aunque tampoco deberíamos extrañarnos tanto ya que ya había desfilado en la última colección Resort.
Pero la noticia por la que yo recordaré este mes será la del juicio de Naomi Campbell por el asunto ese de los diamantes de sangre, que la llevó a testificar en el Tribunal de la Haya por un regalo que en 1997 le hizo el entonces presidente de Liberia Charles Taylor al terminar una cena que había organizado Nelson Mandela, y que estaba siendo juzgado por ese tribunal por crímenes de guerra y contra la humanidad.
No voy a entrar en las compañías de la modelo, porque aunque ella sea un poco cabeza loca no hay que olvidar que estaba invitida por Mandela y que allí estaba gente con "buena prensa" como Mia Farrow (pero como se demostró en el juicio es bastante mentirosa y nada buena persona).
Solo voy a decir que ella es muy grande porque siempre sabe estar a la altura de la ocasión, porque es capaz de plantarse un moño y un vestido marfil que casi no la deja respirar para declarar en un juicio de repercusión mundial y salir a la calle tras cumplir su castigo de servicios a la comunidad por tirarle el móvil a una asistente vestida de Dolce & Gabanna, allá por marzo de 2007, como colofón a un montón de grandes estilismos que pretendían dejar con la boca abierta y la moral por los suelos a todos los que se habían cebado con sus ataques de ira y pretendían verla hundida y triste.
Recuerdo haber esperado cada uno de estos estilismos con verdadero ansia, pero además consiguió dejarnos un momento absolutamente histórico como el de ver a un policía llevarle su bolso de Hermés, después de que pasase por las manos de varios asistentes.