miércoles, 31 de agosto de 2011

Museo Balenciaga



A principios de junio de 2011 abrió sus puertas el Museo Balenciaga en el palacete Berroeta Aldamar de Getaria (que había sido propiedad de la madre de la Reina Fabiola de Bélgica y una de sus primeras clientas), pueblo natal del modisto después de años de retraso, ya que la fecha proyectada para su inauguración era 2003, denuncias en los juzgados, comisiones de investigación en el Parlamento Vasco y cientos de cotilleos protagonizados por un alcalde, su pareja sentimental  y trajes regalados a las esposas de cargos políticos del PNV entre otros muchos asuntos turbios.

Pero todo eso se olvida al entrar en el museo y ver que la espera ha merecido la pena y que la maestría de Cristobal Balenciaga está presente en los 90 trajes que divididos en 6 bloques temáticos que recorren las diferentes etapas de su carrera: Inicios, Día, Cocktail, Noche, Novias, y Esenciales. 


Las virtudes del museo ya han sido glosadas en muchos artículos y blogs, y aunque la nota general de la visita es excelente y se basa principalmente en resultar interesante y didáctico tanto para los aficionados a la moda y conocedores de la carrera del modisto como los que no lo son, en mi opinión también hay aspectos que podrían mejorarse.

No todos los trajes expuestos están en el mismo estado de conservación, y en algunos casos la iluminación era tan tenue para no dañar el tejido que hacía realmente difícil apreciar el tejido o el verdadero color o textura de la tela, lo que hace preguntarse si realmente merece la pena exponer al sufrimiento que sufre el traje al ser presentado en un maniquí en un museo, que no se cuelga como en una tienda, sino que se tensan las telas, se utilizan pesos y diferentes trucos para que la prenda luzca exactamente como los conservadores quieren presentarla.


Otro aspecto curioso es que en la mayoría de las secciones los trajes están presentados de forma estática, dificultando el disfrute en 360º de las prendas, a excepción del apartado "Esenciales" en la que algunos maniquís giraban y en el de "Novias" en el que la amplitud de las vitrinas permitía una visión casi completa. Soy consciente que es imposible mostrar muchos trajes y vestidos en maniquís giratorios por la rozadura de los bajos, conservación de la tela y otros problemas, pero en muchos de estos casos el inconveniente podría solucionarse con un simple espejo que facilitaría una visión más general de la prenda.


La principal deferencia la sala de Esenciales frente a  las demás es que en lugar de un simple cartel informativo o una leyenda sobre el cristal con la información de la prenda como en las otras salas, había una pequeña pantalla sobre la que se enseñaba el patrón del traje, su historia y algún otro dato curioso. Algo que hace que se eche de menos en las demás salas principalmente en las piezas con mayor complicación técnica y que en muchos casos a simple vista no se aprecian dada la maestría de Balenciaga con el patronaje.

 

Hay aspectos secundarios que merecerían más atención: publicar en la web los horarios e idiomas de las visitas guiadas (la mañana en la que yo visité el museo sólo era en euskera), ampliar los libros a la venta en la tienda de recuerdos, y mejorar el aspecto de las láminas y postales a la venta ya que resultan de una frialdad tremenda. Balenciaga no era demasiado aficionado a los bocetos, pero seguro que alguno guardan en el archivo y podría ser un muy buen recuerdo del museo, así como fotografías clásicas e icónicas de sus prendas llevadas por Dovima, Lisa Fonssagrives, Dorian Leigh o Suzy Parker (con esta sugerencia soy consciente de los problemas de derechos de autor pero si hay negocio seguro que las partes acceden),  el cartel de la exposición que se realizó en Madrid en 1974 y que estaba firmado por Miró, o fotografías suyas trabajando en el taller o de sus desfiles, que hay pocas pero existen. 

Pero estos detalles sin importancia no deben empañar una visita obligada para cualquier aficionado a la moda que disfrutará como yo de detalles que ninguna foto ni ninguna web pueden mostrar como la perfección de las costuras de las mangas en los trajes, los dobladillos cosidos a mano en un vestido de bodas para una de sus primas o el detalle de forrar de visón un abrigo haciendo que el lujo esté en el interior manteniendo así la sobriedad que imprimía a todas sus prendas.

pd: gracias a Raquel Gratis Total por cederme sus fotos y acompañarme junto a Nils en esta escapada.

jueves, 18 de agosto de 2011

Tengo una duda

Con la rapidez que últimamente me caracteriza hoy, justo el día que sale su número de septiembre, voy a comentar un detalle que llamó poderosamente mi atención en el número de agosto de la  revista Elle.


Una de las secciones fijas de la revista es "Cambio de Imagen" en el que ponen a disposición de las lectoras que envíen un email con sus datos y una fotografía a los estilistas, maquilladores y peluqueros de la revista para transforma la imagen de la afortunada seleccionada. A lo que hay que añadir la oportunidad única de salir fotografiada en una revista de moda.

Pero... o la revista sufre una escasez terrible de peticiones de cambios de look, ejercen el amiguismo o ha sido Andrea Díaz la que ha actuado como amiga para salvar la papeleta a alguien al  aceptar aparecer en esta sección porque no puedo creer que una chica conocida precisamente por ser bastante estilosa y que trabaja en uno de los showrooms más importantes de este país haya pedido voluntariamente salir ahí.

O puede que yo esté completamente equivocada. ¿Alguien conoce a Andrea y puede aclararme esta duda?