El infierno en la Tierra

Existe y el sábado yo estuve en él. Y he vuelto para contároslo.

Cómo algunos ya sabíais tenía un mi rollo de reunión por la mañana, y al terminar unos amigos nos dijeron a mi y a dos amiguetes que venían en mi coche que porqué no los acompañábamos hasta una gran superficie de material deportivo a comprar un regalo, después comíamos todos juntos y pasabamos la tarde por ahí de paseo.


Y cómo no teníamos un plan mejor aceptamos.

Así que mientras dos de ellos buscaban el regalo, mis dos amigos y yo empezamos a curiosear toda la tienda. Y podeís creerme, fue algo horrible.

Chandals, botas feisimas, colores fosforitos, zapatillas de deporte de rejilla,... todo era horrible.

Eso sin contar de toda la quincallada deportiva, de la que tenía que leer en las etiquetas qué era y para qué servía porque el 90% no lo había visto en mi vida., y que en algunos casos parecían instrumentos de tortura. Y por sie esto fuese poco todo estaba empaquetado en cajas de diseños feísimos y colores fosforescentes.

Os prometo que no veía tanto fosforito junto desde el año 87.

No me había sentido tan fuera de lugar en mi vida. Creo que era la primera vez en mi vida que estaba en una tienda llena de ropa y calzado y no me quería comprar nada. Es más, es que no quería nada de aquello ni regalado.

Salí de allí con tal Síndrome de Stendhal inverso que cuando acabamos en otra gran superficie de bricolaje y vi que tenían de oferta 6 perchas de madera por 2.50 euros no puede hacer otra cosa que comprarme dos paquetes.

Todavía no sé cuanto tiempo pasará hasta que me recupere. Necesito un chute de belleza rápido.